poema
Cuando lleguen las amapolas rojas al puerto
mis manos señalarán las esperanzas en el centro
cuando sea de sal tu vestido y tu paz como la que yo tengo
me compraré una rosa y la rodearé de nubes la colocaré en tu pecho
habrá columpios y globos con mis colores favoritos y flautas sonarán por los brezos
me conducirás adentro y no será mar ni sueño
saldrá el sol y no despertaré con el rocío ninguna lágrima más viviré en los almendros
todo risas todo gestos cuando un niño haga bailar su cometa en el viento
ganaré a Neptuno varias veces muchas veces con mi tridente izquierdo
habrá regatas habrá sol habrá luz habré llegado yo habrás llegado tú habrá luceros
y nunca más sentiré los atardeceres muertos
cuando lleguen las amapolas rojas al puerto.
poema
Es el reino de las lágrimas
que huele a sangre y trae sangre
poema
Qué abandonados os dejé
señores de los celajes y del azul
qué abandonados os dejé mis míos navegando en la cinta escarlata
y a vosotras luces terminales de mis manos
pero no me riñáis ninguno
diríase que fui ingrato con el músico del sitar
aquel que me subrayaba las razones para amar
en mi largo andar por las ortigas en la mar alta
yo las defendí tanto que
oleadas de armados trajera de Roma
pero ya no recuerdo la explicación de las ausencias del hombre
ni del retiro de su adorada a las hortensias
así que no me odiéis
evitaré pronunciar mi nombre al alba
y a cambio las matronas de las torretas surcirán una perla lejos de aquí
no me odiéis por amor de dios
que soy de los vuestros
cierto es que os abandoné pero nunca me fui.