Qué abandonados os dejé
señores de los celajes y del azul
qué abandonados os dejé mis míos navegando en la cinta escarlata
y a vosotras luces terminales de mis manos
pero no me riñáis ninguno
diríase que fui ingrato con el músico del sitar
aquel que me subrayaba las razones para amar
en mi largo andar por las ortigas en la mar alta
yo las defendí tanto que
oleadas de armados trajera de Roma
pero ya no recuerdo la explicación de las ausencias del hombre
ni del retiro de su adorada a las hortensias
así que no me odiéis
evitaré pronunciar mi nombre al alba
y a cambio las matronas de las torretas surcirán una perla lejos de aquí
no me odiéis por amor de dios
que soy de los vuestros
cierto es que os abandoné pero nunca me fui.
poema
19:34 |
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario