Se tuercen las banderas a una de las esquinas de la quibla
aunque tentemos el peligro de no entremezclarnos nunca
que no suframos porque no traiga promesas la paloma
que esté prohibida la palabra amor a las tórtolas
que ningún guionista sepa gestionar su futuro
que las gárgolas de la catedral sigan estando solas
porque siguen estando solas
porque siguen estando rotas
porque te vas toda la fachada se tizna de agua de mar
y mis ojos se quedan.
poema
22:13 |
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